Mejoramiento continuo sostenible

Mejoramiento continuo sostenible

Autor: Cristina Henao

Al hablar de mejoramiento continuo y sostenibilidad, es importante entender que esta última es un concepto que se refiere al buen uso de los recursos disponibles que satisfacen las necesidades actuales, sin comprometer los recursos de las generaciones futuras, ni poner en riesgo los recursos del mañana, garantizando un equilibrio entre lo productivo (alta eficiencia, bajos costos, calidad en los productos), el cuidado ambiental (generar menos emisiones aéreas, tener un consumo eficiente del agua y la energía, bajos vertimientos) y el bienestar social (motivación, menos ausentismo y compromiso por parte de los empleados).

De allí la responsabilidad empresarial debe estar encaminada a cuidar los recursos naturales y el medio ambiente, convirtiéndose en una prioridad para garantizar la salud y calidad de vida. Se busca que las industrias generen conciencia frente al cuidado de los recursos y materias primas dispuestas y necesarias para la transformación en bienes y servicios que satisfacen las necesidades humanas, teniendo en cuenta la buena disposición de los recursos utilizados para dicha labor.

Hoy en día la industria, en general, busca mejorar la eficiencia operacional a partir de: entregas a tiempo, reducción de costos sin afectar la calidad de los productos o servicios, disminución de tiempos de ciclo, incremento de productividad y mejoras en la capacidad de las plantas sin aumentar el personal, ni tampoco generar afectaciones financieras; esto es lo ideal para cualquier organización, pero para que esto sea real y funcional se requiere inicialmente la implantación de nuevos hábitos, de nuevas prácticas, de nuevas habilidades, en pocas palabras: una nueva cultura organizacional.

El mejoramiento continuo nace como cultura organizacional transcurrida la Segunda Guerra Mundial, en plena restauración de la economía e industria japonesa, siendo un hito fundamental para que los líderes empresariales japoneses comprendieran que haciendo las cosas como siempre se habían hecho era una mala idea. Como japoneses, tenían latente en sus mentes la palabra Kaizen (cambio para mejorar) que en su significado original no describía si era un cambio de grandes o pequeñas dimensiones.

Sumar el mejoramiento continuo y la sostenibilidad ayuda a las organizaciones a lograr una alta eficiencia operacional, un bajo impacto ambiental y un bienestar para sus empleados lo que aporta en la disminución de los indicadores actuales que evidencian que las empresas en el ámbito global consumen enormes cantidades de recursos y generan grandes cantidades de desperdicios, consumiendo alrededor de un 31% de energía y generando el 36% del total del CO2 mundial; por ello, es fundamental que adopten buenas prácticas en todos sus procesos y que estas prácticas sean sostenibles, de manera que se mantengan en el tiempo, logrando ser más competitivos frente al mercado.

Algunas empresas del Valle de Aburrá, sin importar el sector económico, han decidido implementar dentro de sus procesos, metodologías y herramientas japonesas que resultan ser muy provechosas, logrando incrementar su productividad con responsabilidad social empresarial y a su vez mejorar sus índices de sostenibilidad.

 

BUENAS PRÁCTICAS EMPRESARIALES: PRODUCTIVAS Y SOSTENIBLES

A continuación, se muestran algunas buenas prácticas que han adoptado empresas de diferentes sectores económicos, que gracias a su implementación lograron aumentar su productividad, reduciendo sus consumos, evitando sobrecostos y mejorando el clima laboral.

  1. Pre-lavado en seco o “descomide”: algunas empresas del sector alimentos, tienen como costumbre hacer el lavado de equipos y utensilios con la presión del agua, sin antes hacer el “descomide”, incurriendo en un alto consumo de agua y haciendo más complejo el cumplimiento de las leyes ambientales ante la entidad reguladora. Una de las buenas prácticas que están implementando algunas de estas empresas, es hacer un raspado previo al lavado de utensilios y equipos utilizados en el proceso, evitando que los residuos lleguen a los vertimientos, de esta manera se puede lograr reducir el consumo de agua en un 15% y se crea una cultura de limpieza diferente en los colaboradores, quienes son los más comprometidos con hacer una mejor disposición de los residuos, mejorando los vertimientos en aproximadamente un 10% , que se refleja a su vez en la disminución de pagos por el uso de este recurso.
  2. Disminución de costos por reprocesos: En una empresa del sector metalmecánico se presentaba un inconveniente en una de sus líneas más importantes, era un alto desperdicio de materia prima por causa de los constantes reprocesos que tenían en el producto final por defectos de calidad. Después de analizar las posibles causas que estaban afectando directamente el producto, se decide implementar Poka Yoke que traduce “a prueba de errores”, una herramienta de calidad que se aplica en los procesos con el fin de evitar errores en la operación. Luego de aplicarlo en el proceso, se logró la disminución de los reprocesos en más de un 50%, impactando directamente los costos y mejorando los puestos de trabajo.
  3. Re-uso y destinación adecuada del estiércol de ganado: En el sector ganadero también se pueden implementar buenas prácticas de productividad y sostenibilidad, teniendo como base la problemática de contaminación del agua con el estiércol (boñiga) del ganado, recurso que, en la mayoría de los casos, es compartido con comunidad circundante. Una de las buenas prácticas implementadas por los ganaderos del norte de Antioquia fue no seguir lavando el estiércol para ser botado en las fuentes hídricas, sino empezar a recogerlo con pala, dándole un mejor uso a este desecho orgánico, reutilizándolo para generar más abono y a largo plazo, generar energía para el consumo de las granjas o fincas, además, se evita el uso del veneno llamado mata maleza, dado que la hierba sirve como filtro natural para que el estiércol no se vaya directamente a la quebrada, sino que esta al crecer mitigue el paso del estiércol al agua.
  4. Los ganaderos que implementaron esta buena práctica investigaron sobre las múltiples funcionalidades de este residuo del ganado y la forma de minimizar costos por medio del buen aprovechamiento del mismo.
  5. Generación y cambio de cultura: desde el sector servicios, específicamente, en las bombas de gasolina, que a su vez prestan servicios de lavado, alistamiento y parqueadero de buses, se trabajó un enfoque de sostenibilidad social en la implementación de buenas prácticas.

Una de sus principales problemáticas era el consumo de cigarrillo en las zonas comunes del centro de servicios, específicamente con la destinación de las colillas, que eran arrojadas alrededor de las islas donde se llenan los carros con el combustible, aumentando la probabilidad de un accidente. Adicionalmente, los conductores tiraban al suelo la envoltura del azúcar que le echaban al tinto; Por otro lado, las herramientas de los mecánicos estaban mal ubicadas, desordenadas y muy sucias.

Gracias al acompañamiento de un especialista y a la participación de los colaboradores y conductores en una capacitación sobre la herramienta 5’s, en la que se enfocaron en la importancia de mantener el puesto de trabajo organizado, ordenado y limpio, además de ser sensibilizados en la importancia de saber separar los residuos y reciclar, se logró aumentar el ingreso mensual monetario del reciclaje en más de un 70%, realizaron una campaña interna con afiches informativos y motivacionales ubicados en toda sede, para hacer una mejor gestión y transformar la cultura frente a este tema. También destinaron un área para las personas que fuman y se dispuso un recipiente para depositar las colillas y evitar que las tiren en lugares inadecuados. La cultura de todos los colaboradores cambió de manera notable reflejándose en el ambiente laboral y la productividad.

En conclusión, el dinamizar una cultura en la organización nos puede llevar a obtener excelentes resultados. Todo es cuestión de ser conscientes de que se debe mejorar, para implementar las acciones necesarias, involucrando a los colaboradores a través de estrategias de motivación para comprometerlos con las acciones a desarrollar. Las mejoras más relevantes se crean con el trabajo en equipo; desde la gerencia debe haber un compromiso y una responsabilidad para hacer posible esta transformación cultural.